-¡Marcela!- Fue lo único que atiné a decir -¿Tú por aquí?-
No sé sí ella me esperaba o sí alguien en algún lugar planeó el encuentro. Lo que si sé y no tengo duda alguna, es que desde ese momento llevo conmigo siempre, cuando no en el bolsillo, en el corazón o en un recuerdo, a una niña de uniforme con una carpeta entre las manos, en una esquina de mi vida, esperando el autobús.