WIGOblog

Una iniciativa de creación literaria. Cuentos, microrrelatos y poesía.

SUEÑOS DE NIÑOS

–El cielo…el cielo… –Aún era temprano y no se podían ver las estrellas, de hecho, no veían más que un azul infinito sobre ellos– ¿Una nube? –Preguntó él, notando que no había ninguna.

OBITUARIO - JAIRO ANÍBAL NIÑO

Ha muerto un hombre cuya madurez fue inocencia. A quien los años no le sumaron adultez sino infancia; un hombre que regalaba bosques en cajas de semillas y veía flotillas enteras de barcos en charcos.

NEGRO

—Recostado sobre la cama miré a través de la ventana en la que apenas se proyectaba la luz de una escuálida luna opaca, seguramente por el paso de una nube —dijo el anciano con parsimonia, mientras ponía azúcar a su café. Luego de probarlo, continuó—

CONTENER EL ALIENTO

Contener el aliento,//Cerrar los ojos.//Recordar.//Intentarlo, al menos.//Recordar la valentía heroica,//la intrepidez diaria.//La infantil alegría,//la mañana clara.

20 de junio de 2010

Amor y no Amor

Nada hubo, Nada hay, Nada somos.
¡Ay de los  recuerdos de aquellos que creyeron!

Se quedaron sin esquinas los trapecios
Y sin sentido se intercambian las miradas
Sin líneas las cartillas y los libros,
Y sin sonidos ahora vuelan las palabras.

Nada hubo, Nada hay, Nada somos
¡Ay del mundo de aquellos que creyeron!

Se perdió la estabilidad de las paredes,
Y desaparecieron  de los huecos los vacios,
Fuiste, más hoy y ahora ya no existes,
Dueña ya no eres ni de lunes ni domingos.

Nada hubo, Nada hay. Nada somos
¡Ay de las ilusiones de aquellos que creyeron!

En esta  masiva desaparición de soles,
Ya ni guardia hace la luna en las ventanas,
Todo olvido cuando veo que me olvidas,
Ya no hay nada ahora que te marchas.

Nada hubo, Nada hay. Nada somos
¡Ay de los sueños de aquellos que creyeron!

Ay del corazón de aquellos que creen,
Rotas verán todas sus esperanzas,
No importando cuanto tiempo las alberguen
El invierno, frio y cruel, despacio las desgaja.

Nada hubo, Nada hay. Nada somos
¡Ay del tiempo de aquellos que creyeron!

¡Ay del recuerdo, de los sueños y de las ilusiones de aquellos que creyeron!
¡Ay del recuerdo, de los sueños y de las ilusiones de aquellos que creímos!
Roto en nuestro pecho ruinoso un corazón late,
Rota y desastrada nuestra mente en el mundo estriba.

Más indeseables son esas noches de sosiego,
Y esos días de angustia y hastío, beneficio,
Preferibles, a malvivir sin ser alguna vez amado;
a mal morir, sin nunca en el amor haber creído.

Nada hubo, Nada hay, Nada somos
¡Que buen vivir tuvieron quienes con razón y corazón el amor han vivido!
Nada hubo, Nada hay, Nada somos
¡Ay del recuerdo, de los sueños y de las ilusiones de aquellos que creímos!

7 de junio de 2010

Célebre Discurso a los Respetados Pasajeros de un Autobús

—Las bendiciones no son iguales para todos —dijo él, justo después de saltar la registradora—, a cada uno de los que estamos aquí nos han tocado cosas diferentes; no a todos les ha tocado sufrirse la vida de la calle, (gracias por la ayuda), no a todos les ha tocado sentir frío en un andén mientras intentaba dormir cuidándose de los ladrones. Las bendiciones, señores pasajeros, son lo que a todos los que estamos aquí nos han traído a este bus y nos llevan rumbo al centro. Señores pasajeros, no digo que mi día a día sea más duro que el de ustedes, (tres en quinientos, cinco en mil), igual, solo coincidimos en este medio de transporte que nos hace a todos iguales, pero de todos modos mis bendiciones me tienen aquí, vendiendo dulces, y a ustedes allá, en su silla, rumbo a su trabajo. Cuando terminó de repartir sus dulces, continuó diciendo: Amigos, no les voy a inventar una historia sobre desplazados, ni tampoco les voy a decir que tengo a un hijo imaginario en algún hospital inventado. No me hace falta. Mi vida, como las de ustedes, ya es lo suficientemente complicada como para andar soñando más problemas de los que tengo, sin embargo, cuando las bendiciones son suficientes, el día puede empezar como hoy. Con un trabajo humilde pero honrado; con una salud fuerte, como los días que corren. De ustedes señores pasajeros depende que este día siga un buen rumbo, recuerden, uno en doscientos, tres en quinientos o, para su mayor economía, los cinco en mil. Las bendiciones no son iguales para todos, recuérdenlo…y recuerden también, tres en quinientos, cinco en mil. Gracias por su atención.

Monólogo para una Mujer que se Oculta

¿Cómo te puedo explicar eso que eres para mí? ¿Cómo explicarte que eres esa buena noticia que no acaba de llegar? Cómo explicarte que eres como un día que ya casi despunta y del que ya se siente el calor, pero que no termina nunca de iluminar. Algo así como un mediodía a medias o una sonrisa inconclusa. No tengo aún las palabras precisas... Pero puedo decir que eres como una sombra que se alarga y que al intentar encontrar su origen se vuelve interminable. Infinita. Eres como un coche que no termina de encender o un libro inacabado. Pero, sabes, no es casual que seas eso extraño para mí. Es en virtud de tu incapacidad de llegar a mí, aunque yo intente en vano alcanzarte. Eres como esa playa remota del náufrago que mientras se ahoga, nada contracorriente: como el autobús que se marcha cuando ya se ha corrido varias cuadras en su búsqueda ¿Por qué te niegas a ser alcanzable y te haces estrella en tierra, brillante y lejana, visible pero intocable? Quizá la respuesta está en tu naturaleza, evidente para muchos pero oculta para mí; propensa a no estar nunca propensa; capaz de incapacitar a otros en tu búsqueda. Quizás por eso hoy no me sorprende no verte aunque te vea, sino que me pillas de sorpresa en mí recuerdo. La verdad, allí, donde soy creador de tu naturaleza; donde yo te busco y te encuentro sin que ningún dios o ninguna fuerza me tenga que auxiliar, allí te prefiero. Y es así, porque al menos en ese lugar que no existe es en el único en el que tú, real y definitiva, estás para mí. Donde encuentro la mejor versión de ti, una que no has sido, una que no eres y que no serás nunca tú.